En América Latina, es evidente que el nivel de emprendimiento no alcanza los mismos estándares que en regiones como Estados Unidos, Canadá o incluso Europa. Esto no es solo un síntoma de falta de ideas o talento: las raíces del problema son más profundas y se centran principalmente en la falta de capital de inversión y barreras culturales.
Si se quiere transformar el panorama de aquí a 5-10 años, es fundamental atacar el problema desde la raíz.
